La política económica de Estados Unidos enfrenta un ajuste significativo, que se espera tenga un profundo impacto en el panorama comercial global. Según el análisis más reciente, Estados Unidos podría aumentar la tasa de impuestos de los aranceles "de equivalencia" básicos, del 10% actual al 15%. Lo más llamativo es que los aranceles sobre el cobre y minerales clave podrían dispararse hasta el 50%, lo que sin duda provocará reacciones en cadena en múltiples sectores.
Este cambio de política implica consideraciones económicas complejas. Por un lado, aumentar los aranceles podría incrementar los ingresos del gobierno, pero por otro lado, también podría intensificar la presión inflacionaria y tener un efecto negativo en el crecimiento económico. Los economistas han comenzado a reevaluar las proyecciones económicas para los próximos años.
En concreto, la previsión de la tasa de inflación subyacente para 2025 se ha ajustado ligeramente a la baja, pasando del 3.4% al 3.3%. Sin embargo, las previsiones para 2026 y 2027 muestran una tendencia al alza, elevándose del 2.6% y 2.0% al 2.7% y 2.4%, respectivamente. Esta fluctuación en la tasa de inflación refleja la incertidumbre del mercado sobre la dirección futura de la economía.
Es aún más digno de atención que estos ajustes arancelarios se espera que aumenten el precio central en un 1,7% acumulativamente en un plazo de 2 a 3 años. Este dato resalta el impacto potencial de la política arancelaria en la vida cotidiana de los consumidores.
En términos de crecimiento económico, se espera que la tasa de crecimiento del PIB de este año se reduzca en 1 punto porcentual debido a las políticas arancelarias, y en 2026 y 2027 se reduzca en 0.4 y 0.3 puntos porcentuales, respectivamente. Esta tendencia de desaceleración es preocupante, especialmente considerando que la previsión de crecimiento del PIB para 2025 ya se ha revisado a la baja al 1%.
En general, estos ajustes de políticas reflejan el esfuerzo del gobierno por buscar un equilibrio entre fomentar el crecimiento económico y controlar la inflación. Sin embargo, su efecto final aún está por determinarse con el tiempo. De todos modos, estos cambios tendrán un profundo impacto en la configuración de la economía global, lo que merece nuestra atención continua.
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La política económica de Estados Unidos enfrenta un ajuste significativo, que se espera tenga un profundo impacto en el panorama comercial global. Según el análisis más reciente, Estados Unidos podría aumentar la tasa de impuestos de los aranceles "de equivalencia" básicos, del 10% actual al 15%. Lo más llamativo es que los aranceles sobre el cobre y minerales clave podrían dispararse hasta el 50%, lo que sin duda provocará reacciones en cadena en múltiples sectores.
Este cambio de política implica consideraciones económicas complejas. Por un lado, aumentar los aranceles podría incrementar los ingresos del gobierno, pero por otro lado, también podría intensificar la presión inflacionaria y tener un efecto negativo en el crecimiento económico. Los economistas han comenzado a reevaluar las proyecciones económicas para los próximos años.
En concreto, la previsión de la tasa de inflación subyacente para 2025 se ha ajustado ligeramente a la baja, pasando del 3.4% al 3.3%. Sin embargo, las previsiones para 2026 y 2027 muestran una tendencia al alza, elevándose del 2.6% y 2.0% al 2.7% y 2.4%, respectivamente. Esta fluctuación en la tasa de inflación refleja la incertidumbre del mercado sobre la dirección futura de la economía.
Es aún más digno de atención que estos ajustes arancelarios se espera que aumenten el precio central en un 1,7% acumulativamente en un plazo de 2 a 3 años. Este dato resalta el impacto potencial de la política arancelaria en la vida cotidiana de los consumidores.
En términos de crecimiento económico, se espera que la tasa de crecimiento del PIB de este año se reduzca en 1 punto porcentual debido a las políticas arancelarias, y en 2026 y 2027 se reduzca en 0.4 y 0.3 puntos porcentuales, respectivamente. Esta tendencia de desaceleración es preocupante, especialmente considerando que la previsión de crecimiento del PIB para 2025 ya se ha revisado a la baja al 1%.
En general, estos ajustes de políticas reflejan el esfuerzo del gobierno por buscar un equilibrio entre fomentar el crecimiento económico y controlar la inflación. Sin embargo, su efecto final aún está por determinarse con el tiempo. De todos modos, estos cambios tendrán un profundo impacto en la configuración de la economía global, lo que merece nuestra atención continua.