El desenlace de este juego ya se vislumbra: mientras Estados Unidos aún está enredado en la "repatriación de la manufactura", China ya ha construido una nueva red comercial a través de la "Iniciativa de la Franja y la Ruta" y el RCEP; mientras Trump se obsesiona con los números de aranceles, el yuan digital y la tecnología de cadena de bloques de China están reescribiendo las reglas del juego.

Como dice The Economist: "No se trata de una guerra comercial entre China y Estados Unidos, sino de la lucha entre dos modelos económicos."

Si Trump realmente quiere negociar, tal vez debería primero observar esta frase en el libro blanco chino: "La cooperación y el beneficio mutuo son la única salida, la intimidación unilateral está destinada a no tener futuro."

Pero la pregunta es, ¿puede este "maestro arancelario" seguir calculando la palabra "igualdad" en su calculadora?